Hay una zona de pantanos tan extensa e inhóspita que solo aquellos que han vivido en ella durante generaciones saben cómo sobrevivir a sus duras condiciones. Totalmente alejados de las comodidades de la civilización moderna, nos sumergimos como aprendices de la tierra y su diversa fauna.
Parecía que nuestros ojos pudieran ver eternamente, las vistas solo eran interrumpidas por algunos bosques o la distracción de un caimán al acecho. En lo que parecía el medio de la nada, creamos un santuario.